Durante el pasado fin de semana, más de dos millones de ciudadanos procedentes de todos los pueblos que constituyen España, confluyeron en Madrid. Su objetivo: protestar contra un Estado que no les representa. Se están imponiendo unas políticas públicas a la población que dañan enormemente su bienestar y calidad de vida. En el programa electoral de los partidos gobernantes no figuraba ninguna de ellas. Carecen así de legitimidad democrática; ningún mandato popular las respalda.