Fernando Higueras fue uno de los mejores arquitectos españoles del siglo XX. Era un artista puro y libre que nunca se dejó cuadricular. Se opuso al fiel seguimiento del racionalismo arquitectónico, contradiciendo así a su generación de arquitectos y creadores. Razón por la que durante los años 70 sufrió una parada creativa y a nivel académico fue ignorado.
Sin embargo su talento evidente no podía dejar de tener presencia en la arquitectura y gracias a la nueva mirada que en torno a él realizaron las generaciones posteriores, Fernando Higueras volvió a construir edificios paradigmáticos.
Su propuesta heterodoxa en hormigón y vegetación en fachada para el conjunto de viviendas del Patronato de Casas Militares no es el resultado de la “dictadura de las modas” del que Fernando Higueras huía y atacaba con ferocidad. Todo lo contrario, representan su manifiesto vital de una arquitectura libre abierta a los sentidos, alejada de las convenciones intelectuales. En palabras del propio Fernando Higueras, este proyecto debe entenderse como “un edificio entre medianeras que se ciñe en todo momento a las lindes (alturas, retranqueos, etc) que marcaba el ayuntamiento”.
Para Fernando Higueras la vegetación juega un papel fundamental que le acerca a las corrientes organicistas del siglo XX y le aleja a su vez del movimiento moderno más estricto. Además, como diría en más de una ocasión, "la vegetación es un gran aliado capaz de esconder cualquier error del arquitecto o el constructor", convirtiendo a su vez el objeto arquitectónico en un oasis natural al que podemos acercarnos a través de los sentidos. Higueras insistió en más de una ocasión en que la idea era que el edifico tenía que estar cubierto de vegetación y, aunque de manera desigual, a lo largo de todo este tiempo, la vegetación siempre ha estado presente.